viernes, 29 de junio de 2012

HOY

No existe un día mas hermoso que el día de hoy.
La suma de muchísimos ayeres, forma mi pasado. Mi pasado se compone de recuerdos alegres, tristes...
Algunos están fotografiados y ahora son cartulinas donde me veo pequeño, donde mis padres siguen siendo recién casados, donde mi ciudad parece otra.

El día de ayer pudo haber sido un hermoso día... pero no puedo avanzar mirando constantemente hacia atrás, corro el riesgo de no ver los rostros de los que marchan a mi lado.
* Puede ser que el día de mañana amanezca aún más hermoso... pero no puedo avanzar mirando solo el horizonte, corro el riesgo de no ver el paisaje que se abre a mi alrededor.
* Por eso, yo prefiero el día de hoy. Me gusta pisarlo con fuerza, gozar su sol o estremecerme con su frío, sentir como cada instante dice: presente!!
* Sé que es muy breve, que pronto pasará, que no voy a poder modificarlo luego, ni pasarlo en limpio.
Como tampoco puedo planificar demasiado el día de mañana: es un lugar que todavía no existe.
Ayer fui.
Mañana, seré.
Hoy, SOY.


Por eso:
HOY, te digo que te quiero.
HOY, te escucho.
HOY, te pido disculpas por mis errores.
HOY, te ayudo.
HOY, comparto lo que tengo contigo.
HOY, me separo de ti sin guardarme ninguna palabra para mañana.


Porque HOY respiro, veo, pienso, oigo, sufro, huelo, lloro, trabajo, toco, río, amo...

HOY.. HOY estoy vivo. Como Tú.








lunes, 18 de junio de 2012

LA EDAD

Dicen que a cierta edad las personas nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de los años muy jóvenes, las figuras delgadas y espectaculares...

Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo...
Es muy probable, pero nunca fui tan consciente de mi existencia como ahora, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento de mi existencia.

Descubrí que no soy un príncipe de cuento de hadas. (¡¡Por suerte!! debe ser muy aburrido)
Descubrí al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.
Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecto, de estar lleno de defectos, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás.

Y a pesar de ello.... ¡quererme mucho!

Cuando me miro al espejo ya no busco al que fui... Sonrío al que soy...
Celebro la posibilidad de elegir, a cada instante quien quiero SER,
me alegro del camino andado, de la experiencia que me dieron estos años.

Asumo mis contradicciones. Valoro lo recorrido.
Tan mal no me fue... ¡Estoy acá!
¡Qué bien vivir sin la obsesión de la perfección!
Después de todo cuando decidí, que no quería la perfección, comencé a accionar y a alcanzar objetivos, como bajar esos casi 45 kilos que tanto pesaban en mi vida!

¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce correr permanentemente buscando que todos te quieran!
¡¡¡Qué bueno está empezar a quererse y respetarse uno!!!
¡Qué maravilloso reconocer que la felicidad está tan cerca nuestro, tan relacionada con nuestras búsquedas y nuestros mágicos encuentros interiores!

¡Qué suerte haber comprendido que la magia y el poder no están en el afuera, sino en mí!







miércoles, 13 de junio de 2012

EL LIBRO

El libro bueno es el amigo que todo lo da y nada pide.
El maestro generoso que no regatea su saber ni se cansa de repetir lo que sabe.
El fiel transmisor de la prudencia y de la sabiduría antigua.
El consuelo de las horas tristes. El que hace olvidar al preso su cárcel y al desterrado su nostalgia.

El sedante de los grandes afanes, que va dondequiera que vayamos con nuestro dolor.
El mentor de las grandes decisiones. El que ablanda el corazón en los momentos de dureza, o nos vigoriza cuando empezamos a flanquear.
Y después de ser todo esto, tiene la soberana grandeza de no hipotecar nuestra gratitud. Una vez leído lo volvemos sencillamente al estante, o lo dejamos olvidado en el asiento de un tren. Es igual.
Ni nos guardará rencor si no se lo hemos agradecido.


Por Gregorio Marañón





lunes, 4 de junio de 2012

El Error

El error más grande lo cometes cuando, por temor a equivocarte, te equivocas dejando de arriesgar en el viaje hacia tus objetivos.

* No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino, retrocede para seguir avanzando hacia el mar; se equivoca el agua que por temor a equivocarse, se estanca y se pudre en la laguna.
* No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta; se equivoca la que por no morir bajo la tierra, renuncia a la vida.
* No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas, se equivoca aquel que por temor a equivocarse no acciona.
* No se equivoca el pájaro que ensayando el primer vuelo cae al suelo, se equivoca aquel que por temor a caerse renuncia a volar permaneciendo en el nido.

Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan que ser hombre es buscarse a sí mismo cada día, sin encontrarse nunca plenamente.
Creo que al final del camino no te premiarán por lo que encuentres, sino por aquello que hayas buscado honestamente.









viernes, 1 de junio de 2012

LA VIDA

Vale la pena

Hay momentos que sentimos que todo esta mal, que nuestras vidas se hunden en un abismo tan profundo, que no se alcanza a ver
ni un pequeño resquicio por el que pase la luz.
En esos momentos debemos de tomar todo nuestro amor, nuestro coraje, nuestros sentimientos, nuestra fuerza y luchar por salir adelante.
Muchas veces nos hemos preguntado si vale la pena levantarnos de nuevo, y solo puedo contestar una cosa: "Hagamos que nuestra vida valga la pena".


Vale la pena sufrir, porque he aprendido a amar con todo el corazón.
Vale la pena estar en la oscuridad y caer hasta lo mas profundo, porque ya no puedo ir más hacia abajo, de ahí en adelante todo va a ser hacia arriba hasta que vea la luz.
Vale la pena entregar todo, porque cada sonrisa y lágrima son sinceras. Vale la pena agachar la cabeza y bajar las manos, porque al levantarlas seré más fuerte de corazón.
Vale la pena una lágrima, porque es el filtro de mis sentimientos, a través de ella me reconozco frágil y me muestro tal cual soy.
Vale la pena cometer errores, porque me da mayor experiencia y objetividad.
Vale la pena volver a levantar la cabeza, porque una sola mirada puede llenar ese espacio vacío.
Vale la pena volver a sonreir, porque eso demuestra que he aprendido algo más.
Vale la pena acordarme de todas las cosas malas que me han pasado, porque ellas forjaron lo que soy el día de hoy.
Vale la pena voltear hacia atrás, porque así se que he dejado huella en los demás.
Vale la pena vivir, porque cada minuto que pasa es una oportunidad de volver a empezar.
Todo esto son solo palabras, letras entrelazadas con el único fin de dar una idea.
Lo demás, depende de cada uno de nosotros.
Dejemos que nuestras acciones hablen por nosotros.
Hagamos que nuestra vida valga la pena.

SÉ FELIZ

¿Verdad que vale la pena?